martes, 25 de septiembre de 2012

“El enredo de la bolsa y la vida”, de Eduardo Mendoza


            Hay muchos críticos por ahí que defienden que, en el campo del humor, los españoles hemos sido los que hemos dado lecciones al resto de los europeos (parece también que los ingleses podrían acompañarnos en el “equipo”, pero ese es otro cantar). Lo cierto es que muchos años antes del Quijote ya nos pitorreábamos de cantidad de cosas “serias”, como hace Eduardo Mendoza en este libro.
            Es la última obra de otro de los grandes novelistas de ahora (del que ya reseñamos una hace dos cursos: Riña de gatos). Para algunos es un producto menor porque cuenta las descacharrantes peripecias de un pobre desgraciado, absolutamente cutre, al que, a medida que le van llegando los problemas, va discurriendo las soluciones más disparatadas. Pero probablemente consista en algo más. Suele suceder con el buen humor.
            Lo característico de esta parodia (como en las tres  anteriores que ha publicado con este mismo personaje) es que el protagonista logra sobrevivir en un ambiente sórdido gracias a que comprende los comportamientos estrambóticos de  todo el mundo. Después de todo, es alguien “loco” que alguna ventaja había de sacar de haber estado ingresado en el manicomio, ¿no? ¿Te suena? Algo parecido había en esos individuos “extraños” de la literatura española tradicional (desde el Buen Amor a Cervantes, la picaresca, el esperpento, la astracanada,…) o en películas y comics de lo más popular (Berlanga, Mortadelo y Filemón, Torrente,…). Las peligrosas pesquisas policiales en que se ven envueltos aquí y las atolondradas decisiones que tienen que adoptar para salvar el pellejo nos recuerdan bastante a aquellos.
            Porque todo lo que sucede en esta “novela negra” es un auténtico dislate: robos de chiste, amores de opereta, seguimientos inusitados de sospechosos, manifestaciones de chinos, secuestro de autoridades, etc. En esa Barcelona actual de caricatura y con ese calor pegajoso del verano, nada puede ocurrir de otro modo. Se nota que Mendoza se ha debido de reír cantidad escribiéndola porque salta de una cachupinada a otra sin parar. Y le habrá tenido que costar lo suyo mantener la intriga dentro de tanto absurdo, pero lo consigue, lo consigue. Tiene salidas desternillantes. Mira a ver qué te parece. Probablemente no la sueltes hasta el final.  Suele suceder con el buen humor.
Miguel Martínez Renobales

martes, 11 de septiembre de 2012

"Ética de urgencia", de Fernando Savater


En la reseña que hicimos en su día de otro libro de Fernando Savater: “Ética para Amador”, que mantiene el éxito editorial desde hace veinte años, te animábamos a que leyeras otros títulos suyos. Pues bien, acaba de salir recientemente una continuación de aquella, que responde a la misma intención de enseñarnos a “ser protagonistas de nuestra vida y no comparsas”. Después de reunirse con alumnos y profesores de dos Institutos de Secundaria, uno de Madrid y otro de Zaragoza,  para charlar sobre las cuestiones éticas o políticas que más preocupan a los jóvenes y adolescentes en estos tiempos de Internet y redes sociales, Fernando Savater aborda diversos temas de actualidad (política, educación, belleza, religión, muerte, democracia,…) manteniendo el mismo interés de entonces.
Para este impenitente entusiasta de lo humano, sigue siendo necesario reflexionar sobre lo que vamos a hacer y los motivos por los que vamos a hacerlo. Como él dice, “aunque la sociedad se transforme, mientras seamos humanos, no podremos dejar de preguntarnos cómo debemos relacionarnos con los otros”.  “Podrán cambiar las costumbres, la sociedad y la moral, pero la soledad, la nostalgia, la compañía del amado… son sentimientos que conocemos perfectamente”.
Te adelantamos aquí algunas muestras de lo que puedes encontrar en su interior: “tú eres un ser simbólico, eres una criatura que piensas con palabras, que hablas, que empleas un lenguaje y un idioma [...] que no has inventado”; “muchas veces, la realidad virtual, que también es realidad porque está ocurriendo en algún sitio determinado, nos va acostumbrando a ver la realidad como un espectáculo”; “todos tenemos que tener miramientos con los demás para intentar desarrollar lo mejor de los otros y que ellos, a cambio, nos ayuden a ser mejores”;  “la moral persigue una vida mejor y la religión busca algo mejor para la vida”;  “tengo poca familiaridad con Dios, nunca he entendido muy bien lo que es”; “el acierto del cristianismo fue inventarse la idea de un Dios que quiere volverse mortal para saber cómo sufren los hombres, porque esa es la única manera de entendernos [con los dioses]”;  “lo propio de los seres humanos, su mayor aspiración, quizá no sea la felicidad, sino conservar la alegría”; “cualquiera de nosotros disfruta de más calidad de vida si está rodeado de personas alegres”; “la filosofía no sirve para salir de dudas, sino para entrar en ellas”; “la educación es el antídoto contra la fatalidad” ; “cuanto menos sabes, más tienes que gastar para divertirte”, etc., etc. Que lo disfrutes.
Miguel Martínez Renobales

“El soldadito de plomo”, adaptación de Sara Samperio y Marta Terán, del Grupo Solinar


El GRUPO SOLINAR forma parte de la ONG “Jóvenes y Desarrollo”  desde el curso 2011-2012 y nace con la intención de ayudar a sectores sociales marginados. Lo constituyen un grupo de alumnas de nuestro IES, que, después de valorar diferentes posibilidades de intervención, decidieron volcarse inicialmente en discapacitados con síndrome de Dow, concretamente en Down Cantabria. Han asistido con frecuencia a reuniones de esta Asociación y han participado en sus Talleres. Su aportación particular consistió en la representación de la obra de Teatro de Marionetas “El soldadito de plomo”, que incluimos a continuación y que montaron para transmitir el mensaje de que “hay que aceptar a todo el mundo tal y como es, porque todos somos diferentes”. La profesora que les ayuda es Silvia Fernández Cuevas, del Departamento de Lengua,  y, si quieres conocer mejor la trayectoria del grupo y otras actividades que realizan, puedes consultarla  en  su blog:


Narradora.-  Había una vez un niño que se llamaba Carlos. Por Navidad a Carlos le regalaron cinco soldaditos de plomo con un bonito uniforme azul y rojo y una escopeta al hombro. (TELON CERRADO)
Cada noche los juguetes de la habitación de Carlos cobraban vida. A las 12 los soldaditos se levantaron de su caja de madera, y desfilaron por la habitación. Al último soldadito le faltaba una pierna, por lo que tropezó e hizo caer a los demás.
Sold1- ¡Pero mira que eres torpe!
Sold3- Tendrías que haberte quedado en la caja.
Sold4- Aquí solo molestas, vuelve otra vez.
Narr.- El Soldadito triste se alejó de sus compañeros volviendo hacia la caja y, de repente, vio a una bailarina, bailando sobre una sola pierna. El Soldadito pensó que era como él, por lo que se acercó a ella. Cuando la bailarina le vio, paró de bailar y posó su otra pierna en el suelo. El Soldadito se desilusionó y empezó a alejarse. (Soldadito triste)
Bail.- ¡Espera! No te vayas.
Sold.- Es que como soy diferente, pensé que no querrías estar conmigo.
Bail.- ¿Entonces, no quieres bailar conmigo? (Soldadito sonríe)
Narr.- Empezaron a bailar, cuando apareció la marioneta mala, que se metía con todos los juguetes.
Mar.- ¿Qué haces bailando con ese Soldadito? si le falta una pierna.
Bail.- ¿Y qué?
Mar.- Debería estar solo, porque es diferente.
Bail.- A mí, que sea diferente no me importa.
Narr.-  Entonces, la marioneta enfadada, empujó al soldadito contra la ventana abierta.
Sold.- ¡Déjame en paz, yo no te he hecho nada!
Bail.- ¡Eso!¡Déjale en paz!
Mar.- No quiero.
Narr.- La marioneta coge un cubo de madera y se lo lanza al Soldadito, el cubo le da y se cae por la ventana.
Bail.- ¡Nooooooooooo!
Sold.- ¡Ahhhhhhhhh!
Mar.- Puajajajaja (Risa malvada)
Narr.- El soldadito cae a la calle. A la mañana siguiente, dos niños lo encuentran.
Niña- Lucas mira, un Soldadito de Plomo.
Niño.- Pero le falta una pierna.
Niña.- Jo, entonces no nos sirve para nada, ¿le tiramos al río?
Niño- No, hagámosle navegar en un barquito de papel.
Nar.- Los niños construyeron un barquito de papel donde pusieron al Soldadito, y lo tiraron río abajo. El soldadito se alejó rápidamente hacia el mar. Al llegar, el barco se empezó a hundir y el soldadito comenzó a pedir ayuda.
Sold.- ¡Ayuda! ¡Auxilio! ¡Que alguien me ayude, por favor!
Narr.- El barco se terminó hundiendo por completo, y el soldadito cayó al fondo del mar, un pez lo vio, se acerco a él y se lo comió. (TELON CERRADO) Unos pescadores que estaban por allí con su barco, pescaron al pez. Lo llevaron a puerto, la mamá de Carlos lo compró y, cuando llegó a casa, el soldadito se cayó de la boca del pez. Carlos lo vio, lo cogió y se lo llevó a su cuarto. Allí lo colocó junto a los demás soldaditos.  A media noche, los soldaditos se despertaron y se dieron cuenta de que el soldadito había vuelto.
Sold2.- ¡Has vuelto, nos tenías preocupados!
Sold.- ¿En serio?
Sold4.- Pues claro, no queríamos decir lo que dijimos…
Sold3.- Lo sentimos mucho.
Sold.- Tranquilos. No pasa nada. Ahora tengo que ir a arreglar una cosa.
Narr.-  El Soldadito fue a ver a la bailarina, la encontró trise y apagada. La bailarina miró al frente y  vio soldadito.
Bail.- ¡Soldadito! Estaba muy preocupada por ti.
Sold.- Tranquila, ya he vuelto.
Bail.- Ten cuidado con la marioneta, no te quiere aquí.
Narr.- De repente, la caja de la marioneta se abrió, asustándoles.
Mar.- ¡Cómo has podido volver! Si yo misma te tiré por la ventana.
Sold.- Pues ya ves, he vuelto, y quiero hacer las paces contigo.
Mar.- Yo no quiero ser tu amiga, porque me estás robando a mis amigos.
Bail.- No, todos podemos ser amigos, sin importar cómo sea cada uno.
Sold.- Me parece bien.
Bail.- ¿Lo ves?
Mar.- No sé… Yo no quiero que me dejéis de lado.
Sold y Bail.- ¡No te vamos a dejar de lado!
Mar.- Bueno… Está bien (marioneta sonriente por primera vez)
Narr.- Desde aquel día a las doce de la noche, todos juntos jugaban, bailaban y se divertían.
Sara Samperio y Marta Terán (Bachillerato)